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Glandula pituitaria tercer ojo
Cómo activar la glándula pineal
La glándula pineal es una glándula del tamaño de un guisante con forma de piña, situada en el cerebro de los vertebrados, cerca del hipotálamo y la hipófisis. También conocida como el tercer ojo, es una herramienta venerada por videntes y místicos y se considera el órgano de la conexión universal suprema. Su significado aparece en todas las culturas antiguas del mundo. Por ejemplo, en la filosofía ayurvédica, el tercer ojo está representado por el chakra Ajna y en el Antiguo Egipto, el símbolo del Ojo de Horus refleja la ubicación de la glándula pineal en el perfil de la cabeza humana. El tercer ojo está relacionado con la claridad, la concentración, la imaginación y la intuición.
La glándula pineal representa el tercer ojo en la biología, que produce melatonina. La melatonina controla los ritmos circadianos y las hormonas reproductivas. Esto convierte a la pineal en un regulador maestro del tiempo, que afecta no sólo a nuestros patrones de sueño sino también a nuestra maduración sexual. La melatonina también afecta a nuestro estrés y a nuestra capacidad de adaptación a un mundo cambiante. Este tercer ojo se activa cuando se expone a la luz, y tiene una serie de funciones biológicas en el control de los biorritmos del cuerpo. Trabaja en armonía con la glándula del hipotálamo, que dirige la sed, el hambre, el deseo sexual y el reloj biológico que determina nuestro proceso de envejecimiento.
Por qué la glándula pineal se llama tercer ojo
La glándula pineal, conarium o epífisis cerebral, es una pequeña glándula endocrina situada en el cerebro de la mayoría de los vertebrados. La glándula pineal produce melatonina, una hormona derivada de la serotonina que modula los patrones de sueño en los ciclos circadianos y estacionales. La forma de la glándula se asemeja a una piña, lo que le da su nombre[1]. La glándula pineal está situada en el epitálamo, cerca del centro del cerebro, entre los dos hemisferios, metida en un surco donde se unen las dos mitades del tálamo[2][3] La glándula pineal es uno de los órganos neuroendocrinos secretores circunventriculares en los que los capilares son mayoritariamente permeables a los solutos de la sangre[4].
Casi todas las especies de vertebrados poseen una glándula pineal. La excepción más importante es un vertebrado primitivo, el pez mago. Sin embargo, incluso en el pez mago, puede haber una estructura “equivalente a la pineal” en el diencéfalo dorsal[5] El lanceta Branchiostoma lanceolatum, el pariente más cercano a los vertebrados, también carece de una glándula pineal reconocible[6] La lamprea (otro vertebrado primitivo), sin embargo, posee una[6] Unos pocos vertebrados más complejos han perdido las glándulas pineales en el curso de su evolución[7].
Tercer ojo glándula pineal
El gran tamaño del cerebro humano y su red en constante crecimiento es bastante asombroso de imaginar: una gran pieza de materia gris que continuamente construye nuevas conexiones entre los 100.000 millones de neuronas que alberga; la clave de cómo nuestro cerebro llegó a crecer tanto en sólo unos pocos millones de años de evolución. Sin embargo, en un centro neurálgico de este tamaño -que controla nuestras decisiones cotidianas, las funciones motoras, la visión y los nervios-, mucho depende de una pequeña puerta, conocida como “tercer ojo” por su ubicación entre los ojos, situada justo debajo del centro de la frente. Tiene el tamaño de un guisante, está controlado por el hipotálamo (que sólo pesa una trescientosava parte del cerebro) y está fuertemente protegido por una estructura ósea dentro del cráneo, la silla turca.
Quizá lo más llamativo de este llamado tercer ojo es que el ser humano es una de las pocas especies en las que los tres lóbulos están menos diferenciados, ya que el lóbulo intermedio se encuentra a sólo unas pocas capas celulares de distancia de los lóbulos anterior y posterior. Piense en la estructura como un semáforo que emite señales desde tres direcciones diferentes. El funcionamiento de la hipófisis está estrechamente relacionado con la región del hipotálamo del cerebro, que le suministra sangre oxigenada, junto con el lóbulo anterior y los órganos sexuales.
Glándula pineal
Julien Benoit recibe financiación de PAST y de sus proyectos Scatterlings, de la Fundación Nacional de Investigación de Sudáfrica y del Centro de Excelencia en Paleociencias DST-NRF.
Hoy, gracias a la paleontología y a los estudios genéticos y de desarrollo, sabemos que en realidad es la reliquia evolutiva de un órgano desaparecido hace mucho tiempo, el tercer ojo. Éste también se conoce como ojo pineal y es un receptor situado en la parte superior de la cabeza. Muchos reptiles actuales, como los lagartos monitores, algunas iguanas y el tuatara, siguen teniendo un ojo pineal.
Todos los reptiles que todavía tienen el ojo pineal hoy en día son de “sangre fría”; tienen lo que se conoce como un metabolismo ectotérmico. Los mamíferos modernos -que, por supuesto, tienen “sangre caliente” o un metabolismo endotermo- no tienen ojo pineal.
Nuestro grupo de investigadores de la Universidad de Witwatersrand se preguntaba si ser capaces de determinar cuándo las especies premamíferas perdieron su ojo pineal podría desvelar el secreto de cuándo la “sangre caliente” se convirtió en una característica de los mamíferos. Eso es lo que impulsó un ambicioso estudio con restos fósiles de la región sudafricana del Karoo.